¡¡¡Por fin la canción más esperada!!!
La experiencia fue positivísima. Convivimos tres cursos, cantamos, nos unimos algo más a la gran familia vicenciana... y conocimos mucho Madrid. Vimos nevar de verdad, carreteras y campos blancos. En Madrid pasamos por la Plaza de Colón, por la Castellana, la Cibeles, el Palacio de Telecomunicaciones de Antonio Palacios. Entramos en el Palacio Real, paseamos por la Calle Mayor y retrocedimos en el tiempo en la Plaza Mayor.
A las 13,30 h. teníamos que cantar y la verdad es que el escenario imponía. No contábamos con un lugar tan bonito, tan grande y tan lleno. A las dos ya teníamos llamadas de nuestra gente desde Vigo acompañándonos.
Llenos de alegría comimos en un centro comercial donde lo pasamos bomba eligiendo qué comer con el presupuesto que nos habían dado las profes. Volvimos a Madrid, y en Atocha esperamos desesperadamente en los andenes del AVE a la Infanta Cristina. No llegó pero hicimos muy buenas migas con Jose, desde entonces nuestro amigo poli. Al salir, Paseo del Prado, Palacio de las Cortes y Gran Vía. Tras cenar, y como premio al buen comportamiento, cogimos la línea 1 de metro en la estación de Gran Vía hasta la parada de Iglesia, que nos dejaba cerca del cole. Tras convivir y dormir nos esperaba el último día.
El domingo, tras desayunar, participamos en una misa con la comunidad de hermanas y con el grupo de JMV de Tarifa. Sus cantos nos encantaron. Acabó la Eucaristía con la canción ganadora y nos pidieron que cantáramos la nuestra. Pusimos más fuerza que nunca.
Nos quedaban por visitar el Botánico, el Retiro, con su Palacio de cristal y su estanque y la Puerta de Alcalá. Allí nos esperaba Pepe para volver a Vigo. Comimos en camino y volvimos a ver la nieve en un par de ocasiones. Antes de entrar en Galicia, como las profes estaban felices con nosotros, paramos en la nieve. Nevó un poco, tiramos bolas, jugamos, hicimos un muñeco. ¿Qué más podíamos pedir? Pues ya, llegar a nuestras casas felices pero agotados.
A todos nos quedó ganas de repetir. Incluso a las profes. Todo fue perfecto. Todos colaboramos y supimos convivir. Por eso MUCHÍSIMAS GRACIAS. Como se dijo a punto de llegar "gracias a todos los que lo hicieron posible: Padres, la comisión de los 350 años, compositora, profes y sobre todo a nuestro Padre Dios".