Se levantó otra vez, pero ahora se abrigó muchísimo porque estaba lloviendo, tronando, nevando, granizando... Fue andando por toda la ciudad, luego por gran parte de Italia y llegó al palacio del presidente de la República Italiana. Y ¿sabéis quién estaba llorando? No os lo vais a creer... ¡el presidente! Y el viejo le preguntó:
- ¿Qué le pasa Señor Berlusconi?
- Que... que... que...
- A ver... ¿Qué le pasa?
- ¡¡¡Que me han quitado mi peluche Bobo...!!!
- ¿Quién?
- Mi guardaespaldas.
- ¿¿¿Por qué???
- Porque es de oro.
- ¿Si te lo devuelvo ya no lloras más?
- Vale.
El viejecito fue a por el guardaespaldas y le dijo:
- Por favor, ¿podría darme al Oso Bobo?
- Bueno... vale... te lo doy.
Fue junto al gobernante y le dió su querido osito de oro.
Cuando el anciano volvió a su casa ya era de noche. Había pasado un día fuera de casa. Se tomó su cena, sus pastillas para el corazón, para dormir, para los pulmones, para... y se fue a la cama. A partir de ahí no volvió jamás a oir llantos en toda su vida.
Antonio SR
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3 comentarios:
toniii!!!!!
muy bien redactaoooo!!!!!
muy buena toñiii!!!!
PA=PROGRESAS ADECUADAMENTE!!!
un besiñooo!!!
me gustaba mas la del papa,pero era demasiado atrevida.¡enhorabuena,de parte de Marcelo
mu bn anto de parte de vero
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