"Al principio, pensamos que era una locura", dice la Sra. Obinchu. "Sabía que tendría que admitir a un hombre tan decidido a aprender. Estábamos conmovidos por su persistencia, y más cuando nos dijo: prepárense para el alumno más antiguo que hayan tenido".
"He sufrido tantos problemas por ser ignorante... La gente solía hacer trampa cuando me compraban lo que vendía. No podía escribir mi nombre o leer la Biblia. Al principio, la directora dijo que no me aceptaba. Pensé que sería por no tener uniforme, así que ahorré y me compré uno. Mi próxima meta es ser capaz de leer y escribir mejor que mis nietos, que están en grados superiores al mío. "
Ezric Muniu, maestro de los alumnos de 5 a 8 años de edad, sonríe a su alumno estrella, cuyo sobrenombre es Guga, o abuelo.
"Si Kimani hubiera asistido a la escuela hace 80 años, se habría convertido en profesor. Él es brillante. Cuando llegó, no podía escribir su nombre, pero ahora hasta lee periódicos. Estamos aprendiendo mucho de él."
Kimani presenta a sus dos amigos de la escuela, Joseph Mwangi y Charles Mwonga, de 8 años de edad. Ellos no se pueden imaginar un momento tan atrás como 1920, cuando nació su compañero.
"Pensamos que era muy gracioso", dice Joseph. "Ahora es nuestro amigo. Nos enseña canciones y nos cuenta historias de antes."
La historia ha despertado el interés de los guionistas de Hollywood. En su oficina, la Sra. Obinchu sacude la cabeza. "Tenía 84 años cuando se unió a nosotros, pero creo que es cada vez más joven". Kimani no recibe ningún trato especial, excepto tomar el té en el descanso.
Carlos, su compañero está contento con que Kimani vaya al colegio. "Mis abuelos viven lejos de aquí, así que es bueno que podamos tener Guga".
En su familia era el mayor de siete hijos, y siendo muy pobres, Kimani tuvo que ayudar a su padre en los campos, para que sus hermanos pequeños pudieran ir a la escuela. A pesar de su edad, aún trabaja como jornalero agrícola por las tardes y los fines de semana, cuando no está haciendo sus deberes escolares.
"Sigo siendo un hombre pobre. No tengo tierra de mi propiedad y debo trabajar en los campos de maíz. Pero al menos me estoy convirtiendo en una persona educada."
Kimani ha enterrado a 10 de sus propios hijos.
"Dos desaparecieron durante la guerra, pero perdí a otros ocho sólo por la pobreza. Siempre he sido pobre y un hombre pobre no puede enviar a sus hijos al hospital cuando están enfermos".
A los 85, Kimani ha vivido el doble de la esperanza media de vida de la gente de Kenia.
"Mi secreto es que junto las hierbas silvestres, raíces, cortezas y hojas del bosque y las mezclo con miel. Tomo una cucharadita tres veces al día".
"Los maestros aquí también hacer un muchos sacrificios", añade la Sra. Obinchu. "Si un niño no tiene uniforme, nos unimos para comprarle uno; si un niño nos dice que no ha comido, nos aseguramos de que se alimenta. Si los niños vienen sucios, los bañamos".
Un estudio reciente de Make Poverty History, reveló que la educación primaria en los países pobres costaría alrededor de 6 billones de euros al año, menos de que se gasta en los EE.UU. en helados. En África, Kenya y Uganda están tomando la delantera en lo que a educación gratuita se refiere.
La noticia de la educación de Kimani se propagó y los periodistas de Kenya acudieron a la escuela.
"Cuando el consejo de educación oyó hablar de Kimani, pensó que estaba tratando de hacer un nombre para mí y pidieron mi salida de la escuela", dice la Sra. Obinchu.
"Ya estaba preparando mis maletas cuando pasó algo. Kimani apareció en la televisión. A pesar de su edad, había ido a Nairobi en el autobús - un viaje de 10 horas – para hacerle una petición al Ministro de Educación. Él le dijo: 'Si mi maestra se marcha, voy a dejar de ir a la escuela". " Mi traslado fue cancelado".
"Cuando yo sea grande", dice, riendo, me gustaría ser médico".
Los periodistas le preguntamos si tenía alguna petición y nos comentó:
"Cuando vayais a casa, por favor dadle a la reina Isabel de Inglaterra, un mensaje. Me gustaría que sepa que nuestra escuela primaria en Kapkenduiywa es muy pobre y nos encantaría que diera algo de su dinero para ayudarnos. Gracias."
Kimani Maruge murió el 14 de agosto de 2009, en la casa de Cheshire para la Tercera Edad en Nairobi. Fue enterrado en su granja en Subukia.
Fuente: mirror.co.uk