jueves, 15 de enero de 2009

Final del cuento "El doctor Terríbilis" de Gianni Rodari


De pronto salieron grandes nubes de humo negro del supercrik. El doctor Terríbilis salió, tosiendo y con el pelo y la cara negros. Algo había fallado. ¿Qué podía haber sido? Pues resulta que el supercrik funcionaba gracias a hamsters. Sí, sí con hamsters. El supercrik era hueco por la mitad, con ruedas de metal. Los hamsters al mover las ruedas proporcionaban la energía necesaria para despegar. Pero, se habían puesto en huelga.

Decía uno:
- ¡No nos dan suficientes pipas!
- ¡Que nos pongan retretes, que aquí dentro huele fatal!

El doctor Terríbilis puso calma y les prometió más comida, y retretes no, pero sí orinales. Volvieron a empezar la cuenta atrás y en varios minutos ya estaban en el espacio. Una vez allí, del supercrik salieron unos grandes brazos mecánicos que agarraron la Luna y la empezaron a mover. Cuando ya estaba casi fuera de su órbita los hamsters volvieron a ponerse en huelga. Querían esta vez unas camas para la noche, y el doctor Terríbilis les dijo:
- ¿Qué os creeis vosotros? Aquí se trabaja o no hay pipas.

Los hamsters asustados corrían en las ruedas tan fuerte que algunos se desmayaban. Pero así proporcionaron demasiada fuerza al supercrik, que agarró tan fuerte la Luna que la rompió en mil trocitos. Su plan se fastidió y tuvo que volver a la Tierra. Días después recibió cartas de denuncia de los habitantes de la Luna.

GPP

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Q guay lo de los hamsters que se ponen de huelga,AL doctor no se le ocurría nada mejor.

Anónimo dijo...

Q guay lo de los hamsters que se ponen de huelga,AL doctor no se le ocurría nada mejor.

Anónimo dijo...

No hace falta que lo digas dos veces.

Anónimo dijo...

NO lo hice a propósito,me salió solo.

Anónimo dijo...

Viva los hamsters

Anónimo dijo...

q chula la foto

Anónimo dijo...

que vivan los hamsters.cris

Anónimo dijo...

que originales...