miércoles, 11 de noviembre de 2009

Entrevista a Gándara

En esta ocasión, el misionero, natural de Salvaterra, pedirá al alcalde que colabore en un nuevo proyecto .

José Manuel Gándara: “Conocer a esa gente es una bendición, principalmente porque te das cuenta de lo que realmente necesitan”

09/03/2008

José Manuel Gándara destaca que fue importante la puesta en marcha del programa para atender a 180 personas que sufren sida y de una red de individuos que ayuden a 80 leprosos.
Hace 20 años que se ordenó como cura, y decidió hacerse misionero hace 8 años. El primer destino de José Manuel Gándara fue el país africano de Zambia. Nacido en Salvaterra hace 45 años, de dos en dos años regresa a su parroquia, Alxén, para ver a la familia y los amigos, pero sobre todo para hablar de Zambia, de sus gentes. Un pueblo azotado sobre todo por el sida que sin embargo sigue teniendo ganas de luchar por la vida y por el desarrollo económico. Por eso está aquí. El día que se vaya de Zambia, dice, se llevará con él “el cariño y la sonrisa de su gente".
Pregunta: ¿Qué representa para usted ser misionero?
Respuesta: Es una vocación. Llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza y llegó un momento en que decidí que había que dar ese paso adelante.
P: En los tiempos que corren, ¿es difícil ser misionero?
R: Por el trabajo que hago, y por el hecho de que estamos en la zona más pobre de Zambia, vivir con la gente de allí las 24 horas del día no es fácil. Es duro, y no lo voy a negar. Sin embargo, tiene otros atractivos. Es una labor desafiante y después el hecho de estar con gente tan pobre hace sentirte realmente a gusto porque es cuando realmente puedes hacer más cosas, hacer el bien con cosas pequeñas.
P: África es un continente que sigue necesitando ayuda, pero ¿por qué Zambia?
R: He decidido ir a ese país porque ya tenía algunos compañeros allí. Lo que ocurre es que ellos estaban básicamente en la ciudad y después, cuando nos fuimos dos nuevos compañeros, decidimos que había que moverse para la zona rural. Entonces buscamos una diócesis que todavía necesitara misioneros y fuimos a esta, en Kasempa.
P: ¿Qué balance hace tras 8 años?
R: Es positivo, porque el trabajo con la gente es realmente interesante y bonito. Entramos en contacto con realidades que hoy en día casi parece de ciencia ficción, pues tenemos contacto con muchos leprosos y nuestra zona está muy marginada por el sida. Conocer a esa gente es una verdadera bendición, porque te das cuenta de todo lo que sufren y necesitan y es casi una obligación ayudarles. A nivel eclesiástico también hicimos un trabajo interesante porque cuando llegamos había 30 comunidades y ahora son 73 y pasamos de 20 catequistas para 275. Sinceramente, estoy muy contento por la respuesta de la población.
P: ¿Cuál fue el principal logro que conquistó en ese periodo?
R: Habría muchos… El trabajo con los catequistas es uno de ellos, porque cuando llegué allí aquello estaba prácticamente en ruinas. También fue importante la puesta en marcha del programa para atender a 180 personas que sufren sida y que fuéramos capaces de crear una red de individuos que ayuden a 80 leprosos. Creamos también una cooperativa que dio comienzo a diversos programas a nivel de agricultura y ganadería… Esas son las cuatro ideas, pero todavía faltan cosas. ¿Cuál de ellas es la más importante? No lo sabría decir (risas).
P: Zambia es un país con muchas carencias. ¿Es la pobreza la causa principal de ellas?
R: Zambia tiene muchos recursos naturales y de hecho es allí donde está el famoso cinturón de cobre. Este año abrirá una mina y, en un corto plazo de tiempo, será la mayor de África. El problema de estos países es que no pueden vender sus productos en el mercado exterior. La tierra es muy buena y por eso se puede producir tabaco, maíz, trigo, soja, todo lo que se quiera. Además, hoy en día, Zambia está muy afectado por el sida. No podemos olvidar que de los casi 12 millones de habitantes que tiene, un millón es de huérfanos de esta enfermedad.
P: ¿Cómo se trata el sida en Zambia?
R: Al principio era un tabú. Hoy en día, al haber tantos huérfanos afectados, la gente acepta bien que se hable del sida, van a hacerse un test para saber si son seropositivos o no y normalmente van en pareja. Tenemos un programa del reparto de antirretrovirales. Éstos producen muchos dolores en el cuerpo y por eso si la alimentación no es buena, dejan de tomarlos. Los enfermos del sida tienen que estar en sus casas y no en los hospitales porque no hay plazas para todos. De ahí que trabajamos conjuntamente con la clínica y la familia, sobre todo el tema de la alimentación, es decir, cultivando el campo y buscando ayuda.
P: ¿Cómo es llevarles la religión católica a los habitantes de Zambia?
R: Los africanos son gente religiosa, tienen mucha creencia en Dios. Nos acogen muy bien y al mismo tiempo la fe actúa como un factor de desarrollo, porque normalmente en torno a la iglesia existen muchos programas de ayuda. Eso hace que la Iglesia Católica tenga una buena reputación.
P: ¿Hasta cuándo pretende quedarse en Zambia?
R: Hasta que el cuerpo resista (risas). Bueno, iremos moviéndonos porque todavía estamos en una villa como Salceda y hay muchísimas zonas rurales que están más abandonadas y que actualmente ya las estamos ayudando pero es necesario hacer mucho más. Si tuviéramos la posibilidad de tener una misión en cada una de ellas, obviamente podríamos hacer más cosas.
P: La voluntad es importante, pero para hacer cosas es necesario dinero. ¿De dónde vienen las ayudas? Sé que el concello de Salvaterra es uno de los que tiene colaborado… ¿Sabe si piensa hacerlo también en esta ocasión?
R: No me puedo quejar porque siempre que vengo a Galicia, y en las visitas que hago a colegios, parroquias e instituciones, la respuesta es positiva, por lo menos hasta ahora. Como la gente sabe que ese dinero que dan va directamente conmigo para Zambia, es decir, sin intermediarios, es muy generosa. Después tengo unos amigos que crearon una fundación y también recaudan dinero… Con las instituciones es otra historia porque ya son más formales, pero espero que el concello de Salvaterra vuelva a ayudarnos porque tengo un proyecto para el alcalde.
P: ¿Puede adelantar algo de ese proyecto?
R: Queremos hacer una granja de cerdos, de manera que tengamos hembras para la cría y al mismo tiempo introducir la carne para poder venderla a un precio simbólico, de manera que las personas la puedan tener en sus propias casas porque esa es una carne que les gusta bastante.
P: ¿De cuánto dinero se está hablando?
R: Lo que pediré al concello de Salvaterra son 10.000 euros.
P: ¿Qué es lo que se llevará de Zambia cuando tenga que dejar ese país?
R: Indudablemente el cariño y la sonrisa de la gente. Es algo que nunca me olvidaré. Sin embargo, hay cosas que permanecerán siempre allí porque parte de los años más importantes de mi vida los pasé en ese país. Por eso parte del corazón se quedara en Zambia.
P: ¿Le gustaría seguir en África?
R: Sí, no me importaría moverme dentro de África de un lado para otro. Hay que darse cuenta que tenemos que aprender sus idiomas y tardamos un año en aprenderlas. Ya sé tres o cuatro. Lo más complicado es aprenderse el primer idioma…
P: ¿Ellos aprenden también a hablar en español?
R: No. Nosotros hablamos y traducimos los libros a su idioma. Incluso evitamos utilizar el inglés.

(Tomado de Vigo Metropolitano 9 de marzo de 2008)

3 comentarios:

Mup dijo...

sexto y 1º ESO con gándara!

jiof dijo...

nola

Anónimo dijo...

Quisiera ponerme en contacto con Jose Gandara. ¿Como podria hacerlo? Muchas gracias! LxL_andrea_LxL@hotmail.com, Andrea Gandara